miércoles, 3 de septiembre de 2008

Caminata de la solidaridad


Algo atrasada para escribir sobre esto, pero más vale tarde que nunca.
Hace un par de semanas me avisan que se está armando un grupo de gente de mi comunidad que quiere ir a la caminata de San Alberto Hurtado o también conocida como Caminata de la solidaridad. ¿Cuanto de solidaridad tenía? No sé... ¿Cuanto real compromiso había entre los caminantes?... tampoco sé...
La cosa es que me tuve que levantar "temprano" para llegar al colegio y de ahí llegar con un grupo de amigos a la estación mapocho. Llegamos y estaba el "team pelo lais" de mi colegio bailando las típicas canciones sobre un escenario. Poco a poco comenzó a llegar la gente, y fuimos llenando el lugar.
De pronto entre saltos, cantitos y vítores, llega un hombre, hediondo a no poder más, con la ropa sucia y yo creo que con algún grado de enfermedad mental o afectado por drogas alcohol o quizás por la misma calle, su hogar. Comienza a gritar cosas sin mayor sentido, y a hacer bailes.
Me molestó.... no su presencia, ni su olor, ni lo que decía, me molestó que todos los que estábamos junto a él nos hicimos a un lado, mirándolo con asco algunos, otros con miedo y otros pocos con lástima, yo... no sabía que hacer ni que sentir, creo que hice lo mismo que el resto, hacerme a un lado... pero... ¡¿En qué estaba?! estaba en la caminata de la solidaridad, conmemorando a un hombre que ayudó a otros como aquel que estaba bailando al lado mío, que no le hizo asco su olor, y que vio en sus ojos los ojos de Cristo, y yo, ni todos los que estaban conmigo fuimos capaces de hacer lo mismo....
Después entre las challas, los gritos, el cansancio y el hambre nos olvidamos de aquel señor, y seguimos nuestro camino, reconozco que lo pasé bien, muy bien, pero ¿saben?, me faltó compromiso de esos miles de jóvenes, me molestó que muchos fueran a "pelusiar" y no fuesen capaces de respetar al que realmente hacía la caminata en serio, que no fuesen capaces de respetar al grupo que iba rezando el rosario, que en la liturgia del final de la caminata había gente que seguía jugando con la challa, conversando o comiendo.
Quizás soy muy grave, y pido mucho del resto, pero ¿es a caso mucho pedir un poco de respeto?.. No creo ¿o si?



aDios!